Inteligencia Emocional (Aporte)

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Después de una ruptura muy abrupta tanto como desordenada y lo menciono en ese tono pues en ambos predominaba la inconsciencia y el desenfreno emocional que hacía que ambos termináramos cada día, cada noche, cada salida o cada momento, con reclamos o insultos que solo nos herían e incluso nos creaban problemas que muchas veces no eran responsabilidad de ninguno de los dos, simplemente una diferente percepción acopañada de  una falta de entendimiento mutuo. Éramos incapaces de ponernos en la piel de la otra persona dejándonos llevar por nuestro ego.

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Tuve la necesidad de preguntarme: “¿Donde había fallado para que terminara así esa relación?”, “¿Donde había quedado el respeto?”, “¿Donde quedó mi inteligencia para controlar las situaciones?”. Si, así es, me había fallado y lo peor es que creía que tenía razón, pero que equivocado estaba, mis creencias no eran correctas, pues lo que siempre me habían inculcado era totalmente erróneo, jamás debí permitir que persona alguna me faltara al respeto, que me manipulara cual muñeco y lo peor de ello fue creer que lo merecía.

Es ahí donde busqué ayuda para poder salir adelante y descubrí que la mayoría de nuestros errores se inician en casa, pero no pretendo llegar a juzgar a nuestros padres, pues son los que hemos escogidos al nacer. Este articulo es para que todos vayamos aprendiendo poco a poco como ir mejorando y avanzando en la construcción de nuestro carácter real y no el prefabricado que nos ha metido la gente que nos rodea, como la mercadotecnia y sobre todo la TV.

Me gustaría destacar que el Coeficiente Intelectual (C.I) y la Inteligencia Emocional son dos cosas diferentes, el C.I. determina la aptitud que tiene una persona para realizar ciertas aplicaciones técnicas de una materia o de un estudio determinado, pero... ¿Cuantos de nuestros compañeros del colegio han llegado a ser personas exitosas después de haber sido niños de “10” e incluso los favoritos de los profesores?. Esto es por que su C.I. es muy basto pero muy pocos llegan a triunfar realmente si no saben usar sus emociones, algunos incluso llegan a perder sus trabajos pues piensan que su inteligencia es todo lo que necesitan, pero lo gracioso es que detrás de éste individuo puede haber otros 20 o 50 con la misma e inclusive mejor preparación y es cuando llega el momento donde nos hacemos la pregunta: “¿Qué tiene el que no tenga yo?” , “¿Se viste mejor que yo?” , “Yo traigo un mejor auto y el trae una mejor novia, ¿Qué pasa?”, “¿Es el mundo al revés?”. Y la respuesta es simple... “¿De qué sirve tener un Ferrari si no sabemos usarlo?” . Así mismo tenemos inteligencia pero desgraciadamente nos dominan nuestras emociones y es ahí donde debemos aprender a reconocer que no somos del todo inteligentes, que en realidad podemos saber demasiado y tener una mente envidiable, pero si no sabemos gestionar nuestras emociones nos privarán de la excelencia que gozan otros.

La Inteligencia Emocional no es mas que tener autocontrol, permitir y solo dejar salir las emociones que nos hacen crecer que nos permitirán ser mejores personas, como dicta la filosofía japonesa “KAIZEN”, es decir, dejar a un lado la reactividad y sobre todo auto conocerse, mantener siempre una buena salud mental y sobre todo, que jamás falte una sonrisa dibujada en nuestros labios.

Según Daniel Goleman, psicólogo estadounidense y escritor del libro “Inteligencia Emocional”,  los principales componentes de la Inteligencia Emocional son:

• Autoconocimiento emocional (conciencia de uno mismo): Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y de cómo éstas nos afectan. Es muy importante conocer el modo en el que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, cuales son nuestras virtudes y nuestros puntos débiles. Nos sorprenderíamos al saber cuan poco sabemos de nosotros mismos.

• Autocontrol emocional (autorregulación): El autocontrol nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento. Es saber reconocer qué es pasajero en una crisis y qué perdura. Es posible que nos enfademos con nuestra pareja, pero si nos dejásemos siempre llevar por el calor del momento estaríamos continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo perdón por ello.

• Automotivación: Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar nuestra atención en las metas en lugar de centrarnos en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de una forma positiva ante los contratiempos.

• Reconocimiento de emociones ajenas (empatía): Las relaciones sociales se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma inconsciente y que a menudo son no verbales. El hecho de saber reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que se pueden expresar mediante vías de comunicación no verbales como la expresión de la cara, un gesto, una mala contestación, nos puede ayudar a establecer lazos mas reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No en vano, el reconocer las emociones ajenas es el primer paso para entenderlas e identificarnos con ellas.

• Relaciones interpersonales (habilidades sociales): Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más importantes para ser feliz en nuestras vidas y para el éxito laboral. Y no solo tratar de una manera correcta a los que nos parecen simpáticos, a nuestros, amigos o a nuestra familia, sino saber tratar también exitosamente con aquellos que están en una posición superior, con nuestros jefes e inclusive con nuestros enemigos.

Por lo tanto si dedicásemos tiempo a observarnos y conocernos mejor y dejásemos de lado las emociones que nos perjudican y nos alejan de nuestras metas y objetivos, nos acercaremos mas a nuestros propósitos, recodando que todos tenemos una misión en este mundo. Algo que he podido comprobar por mí mismo es que lo reactivo aparta a la gente de tu lado, así que les animo a desarrollar esa capacidad empática que todos podemos mejorar y a ponernos en la piel de la persona que tenemos delante.

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Juan Master Pua (Hipno)

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