Las películas, los medios, los afiches nos muestran que el orgasmo es fácil y fluido: la mujer, hermosa, se acerca al tipo y le arranca la ropa. Tienen un sexo sin juego, desenfrenado, contra la pared. Ella hace: ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!, y llega al orgasmo en breves segundos, en el mismo instante que él
Por eso es buscado, exigido. Pero en verdad, y a pesar de ser hoy el modelo del goce femenino, la historia es otra. Aquel, es un modelo totalmente engañoso. La mujer piensa que ésa es la normalidad y como a ella no le pasa eso, cree que tiene que fingir. No se siente excitada, pero le arranca la ropa como hace la actriz, jadea y grita y ya está todo bien. Y los hombres, que también ven las películas, están totalmente convencidos de que ése es el orgasmo de las mujeres.
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